La influencia de los fogones italianos en España desde finales del XVIII es considerable. Proliferan los marmitones italianos que se establecen en estas tierras, donde adquieren gran nombradía y prestigio. Y otro goloso de campanillas, Alejandro Dumas, decía después de visitar Madrid en 1846: "En Italia, donde se come mal, los buenos cocineros son franceses, y en España, donde no se come, los cocineros buenos son italianos". A Barcelona también llegaron unos cuantos marmitones italianos que coparon los restaurantes famosos de la ciudad, debido al páramo culinario existente. Fue tal su influencia que hoy en día muchos platos de origen italiano, como los canelones, los macarrones, la sopa de galets y los fideos a la cazuela se tienen por catalanes.
El goloso. Una historia europea de la buena mesa. Conde de Sert. Alianza Editorial. 2007
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